James
Harden es uno de los mejores jugadores de la liga. No hay duda. Un
anotador con un amplio repertorio ofensivo: una gigantesca capacidad
atlética que le permite atacar el aro como pocos pueden hacerlo, un buen
tirador de 3, y un incansable ganador de faltas. Es dificil encontrar
muchos jugadores com…
‘Pará… Buen tiro de 3? Faltas? Eso me suena muy parecido.
Harden, temporada 2015-2016:
MP FG FGA FG% 3P 3PA 3P% 2P 2PA 2P% eFG% FT FTA FT% ORB TRB AST STL BLK TOV PF PTS
37.8 8.3 19.8 .420 2.7 8.0 .337 5.6 11.8 .477 .488 8.9 10.3 .868 0.9 6.0 6.6 1.6 0.7 4.6 2.6 28.3
37.8 8.3 19.8 .420 2.7 8.0 .337 5.6 11.8 .477 .488 8.9 10.3 .868 0.9 6.0 6.6 1.6 0.7 4.6 2.6 28.3
Jugador 2:
MP FG FGA FG% 3P 3PA 3P% 2P 2PA 2P% eFG% FT FTA FT% ORB TRB AST STL BLK TOV PF PTS
40.7 8.7 20.1 .433 2.0 5.9 .339 6.7 14.2 .472 .482 8.2 10.1 .816 1.4 5.9 6.0 1.3 0.8 4.1 2.6 27.6
Mirá
como te agarré papá… ¿Sabés quién es el jugador 2? Pista: es un
escolta; NO es Michael Jordan; es de los mejores de todos tiempos; y es
una persona asquerosamente pedante. ¿Sabés quién es? ¿No?
Es Kobe.
Si si, el mismísimo Kobe Bryant. La temporada 2004-2005, con un Kobe de 26 años (igual que Harden actualmente).
Ahora,
yo resalté un par de datos que llaman la atención en el parecido. Y vos
dirás “esto es cualquiera: Harden tira 2 triples más por partido”,
“Kobe mataba rivales en el poste”. Para eso hay que hacer una adaptación
bastante sencilla: la temporada de Kobe es del 2004-2005, y tanto las
reglas (se permitía un juego más físico aún), como la liga (que ha ido
dejando los tiros de media distancia por los de 3), son distintas a las
actuales. Ahora, Harden sabe, dentro de todo, jugar en el poste, así
como uno asume que Kobe tiraría más triples ahora si tuviese 10 años
menos y no jugara como un nene de 7 años acostumbrado a jugar al NBA 2K
en dificultad “novato” y se la subís a “Salón de la fama”.
Pero,
¿es justo compararlos? Porque para algunos, poner a Kobe en comparación
con jugadores que no hayan sido MVP’s es como pegarle a la madre,
tirársela al piso y defecarle en el oído derecho. Vayamos un poco más
profundo.
El contexto
El contexto
Hay
una diferencia muy clara entre estos 2: Kobe no fue el mejor jugador de
su equipo hasta que se fue Shaq. Shaq, nos guste a no, nos pareciese
injusto la muy obvia ventaja física que tenía contra cualquiera, está
entre los mejores 3 pivots ofensivos de todos los tiempos (peleandole a
Wilt Chamberlein, Kareem Abdul-Jabar, y por encima de Hakeem Olajuwon; a
Tim Duncan lo considero ala-pivot, a pesar de que puede y ha
jugado/juega de pivot también). Al que lo vio jugar, lo recordará como
“la montaña que fue a Mahoma”. No había forma de frenarlo. Y de hecho,
él fue el MVP de la temporada del 2000, y el de las tres finales que
ganó con los Lakers.
Es
injusto decir que Kobe vivía amamantado del éxito de Shaq. Creció con
Shaq, era su complemento en el perímetro, tanto geográficamente, como
hasta estilísticamente: Shaq era mucho más “utilitario”, llevando a los
pivots rivales a la impotencia absoluta mientras esa topadora hidráulica
se hacía con 2 puntos fáciles; Kobe era el extravagante, lujoso escolta
que tiraba magia por doquier y maravillaba al público metiendo un tiro
más difícil que el otro. Esto no te convierte en el mejor jugador de tu
equipo, pero si jugás para los Lakers, te significa poder limpiarte el
ano con billetes de 100 dólares (solo por poder hacerlo; porque calculo
que no debe ser la experiencia más placentera).
Kobe
llegó a los Lakers con 18 años, y en su cuarta temporada, ya estaba
saliendo campeón siendo parte de un equipaso que ganaría 2 torneos más
bajo la vara mágica de Phil Jackson con un esquema que le permitió a
Jordan ganar seis campeonatos, con una temporada de 72 victorias. Estuvo
en el momento adecuado en el lugar adecuado, siendo parte fundamental
para que ese “momento” existiese. Pero en sus años jóvenes, Kobe era, si
se quiere, el potenciador de una máquina de ganar muy aceitada como lo
eran esos Lakers del comienzo del milenio.
Por
otro lado, Harden tuvo un recorrido muy distinto. El hijo perdido de
Mr. T llega con 20 años a una franquicia relativamente nueva como
Oklahoma, que se venía reconstruyendo después de cagar a Seattle de arriba de un puente
a partir de draftear jugadores con muchísima proyección como Durant,
Westbrook e Ibaka. Se convierte en un interesante jugador desde el
banco, brindando dinamismo y chispa, al punto de que, en el 2012, gana
el premio al Mejor Sexto Hombre (mejor suplente de la liga,
básicamente).
Luego,
el destino de Barba Negra tomaría un giro drástico. Debido a las reglas
salariales de la NBA, ya que era económicamente inviable renovarle el
contrato a Harden y a Ibaka juntos, por ende, convenía desprenderse de
uno de ellos. Durante un año y medio, este fue uno de los más
interesantes debates de la liga. Finalmente, Oklahoma decide conservar a
un más “complementario”, “servicial”, “más raro de conseguir” Ibaka. En
verdad, no había una decisión “correcta”. Si bien Harden demostró que
podía ser un gran anotador, fue una vez que pudo empezar a tirar todo lo
que quiso y tener todo lo que se antojaba la pelota, cosa que con
Westbrook y Durant difícilmente hubiese podido realizar. O no. Nunca lo
sabremos.
Harden
llega a Houston, y el técnico básicamente le dice “acá tenés las llaves
del auto; hacé lo que quieras”. Y Harden empieza a demostrar todo su
poderío ofensivo, demostrando que estaba listo para el papel
protagónico. Lástima que los actores de reparto no estaban a la altura
de las circunstancias. Houston intentó arreglar esto trayendo a un
Dwight Howard, que venía de ser un fracaso de Hollywood del tamaño de
[inserte cualquier película de Eddie Murphy de los últimos 10 años].
Dwight, había mostrado en Orlando potencial para ser el mejor pivot
defensivo de la liga: una heladera de frigorífico con la agilidad de una
gacela. Y tras tener una experiencia de cine Clase Z en la ciudad del
tránsito lento, llega a Houston con la idea de generar un pick and roll
imparable con Harden que los lleve a atraer jugadores de buen calibre, y
con los años, salir campeones. En teoría, debía funcionar. ¿No?. En
palabras de Homero Simpsons: “en teoría, el comunismo funciona”.
Dwight,
aún siendo joven (recordemos que tuvo lesiones en la espalda mientras
Kobe lo puteaba), no volvió a ser el mismo que en Orlando. La primera
temporada pudo replicar los números ofensivos, pero la defensa y la
movilidad no eran la misma (estamos hablando de un jugador de 28 años). A
partir de ahí, se la pasó teniendo mala suerte con las lesiones; recién
ahora se vislumbra que está mejorando para volver a ser su mejor
versión en Houston, pero no tanto como la de Orlando.
Volvamos
a Houston. Al día de hoy, Harden sigue siendo, muy lejos, el mejor
jugador del equipo. El segundo mejor es muy discutible. En mi opinión,
el premio se lo lleva Trevor Ariza. Un tipo muy poco reconocido para su
puesto. Pero, es alguien para complementar. Ariza es muy bueno
recibiendo la pelota desmarcado y clavándote triples, sobretodo en los
últimos cuartos del partido. Pero no es un jugador que te saque adelante
un partido si Harden anda flojo. Tampoco lo es Dwight. Y Houston no ha
dado en el blanco para encontrar un jugador así aún. Ty Lawson tiene el
potencial para hacerlo, pero si no deja de mamarse cuando va a jugar a
las cartas con los jubilados, difícilmente alcance un buen nivel.
Igualmente, Houston como equipo amerita ser analizado por si solo como
pienso hacer en un próximo posteo. Pero para resumir, Harden está siendo
un jugador lider de un equipo que no parece dar la talla para ser
campeón (sobretodo teniendo a un imbatible Golden State y a un gran San
Antonio en frente).
Una calle me separa (bah, una avenida doble mano, más o menos)
Como
vimos al comienzo, los números actuales de Harden, con 26 años, son muy
parecidos a los de Kobe cuando este transitaba sus 26. Al menos, esos
números que yo mostré. Y los dos son los escoltas referentes que
encapsulan distintos momentos de la NBA: Kobe a los 26, mostraba que la
habilidad de jugar correctamente en el poste, y poder embocar tiros de
media distancia en el 1 vs 1 era ser lo más grande que hay; y Harden
ahora a los 26, es un claro ejemplo de hacia donde va la liga: que se
tire, o detrás de la linea de 3, o que se ataque el aro para conseguir
una bandeja, volcada, y/o conseguir tantas faltas como sea posible.
Pero
hay algo fundamental que los separa a uno del otro (y donde viene bien
la costumbre yanqui de repartir premios o distinciones
semi-insignificantes a lo pavote): la defensa. Por ahí te pasaste
leyendo todo esto para que ahora me digas “concha de tu madre, esto ya
lo sabía”. Bueno, tal vez lo anterior no. Y para el que no sepa cuan
grande es la diferencia, déjeme decirle que Kobe ha estado dentro de los
Equipo Defensivo del Año durante 12 años (9 en el primero, 3 en el
segundo). En sus mejores días, al que marcaba Kobe, se le hacía un
partido cuesta arriba (y ni hablar cuando era al revés, obviamente).
Y
Harden…
Recién esta temporada empezó poner un poco de huevo. Desde que apareció en Oklahoma, y resaltado desde que llegó a Houston, se ha visto que el fuerte de Harden no es la defensa. Puede ser que tampoco se lo pidan. Imagino que no debe ser fácil decirle a un jugador “escuchá salame, además de meter 30 puntos, 5 asistencias, 5 rebotes, y algún robo, tenés que comerte crudo a tu rival en defensa. Ah, y no me lloriquees que estás solo, cagón; nacemos solos, y morimos solos; acostumbrate”. Bah, yo lo hago así con los niños de jardín de infantes (si, soy docente).
Y
ESTE es el gran “problema” de Harden. El va a aprender a ser un mejor
defensor porque la simple experiencia va a impedir que dejes todo el
tiempo tiradores de 3 abiertos en la esquina, o vas a saber por donde
suelen ir lo pases y vas tapando esa ruta, o algo; la simple rutina y
repetición. Tampoco digo que se convierta en Kawhi Leonard. Pero puede
mejorar un punto. No hasta ser Kobe. Tampoco necesita ser Kobe. No todos
los jugadores entran con vistas a quedar en la historia como uno de los
mejores de todos los tiempos. ¿Harden puede? No lo sé. Tiene las
herramientas en ataque, además de que es una especie de prototipo para
los futuros escoltas, pero mientras su defensa sea “promedio”, y el
equipo en el que juega, no alcance, por lo menos, una final de NBA, esto
se ve poco probable.
Recién esta temporada empezó poner un poco de huevo. Desde que apareció en Oklahoma, y resaltado desde que llegó a Houston, se ha visto que el fuerte de Harden no es la defensa. Puede ser que tampoco se lo pidan. Imagino que no debe ser fácil decirle a un jugador “escuchá salame, además de meter 30 puntos, 5 asistencias, 5 rebotes, y algún robo, tenés que comerte crudo a tu rival en defensa. Ah, y no me lloriquees que estás solo, cagón; nacemos solos, y morimos solos; acostumbrate”. Bah, yo lo hago así con los niños de jardín de infantes (si, soy docente).
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